jueves, 12 de noviembre de 2015

De mi experiencia al cese de tabaco

Aquí vamos...

Creo que las personas que me conocen y frecuentan últimamente parte de su tiempo conmigo sabrán de mis tendencias psicópatas y desórdenes mentales  que de vez en cuanto me gusta fumar una o dos cajetillas diarias. Sin embargo, un día de repente decidí ponerle fin a esta etapa de mi vida que generalmente dura una semana  e iniciar una nueva etapa post-tabaco. NO ES UNA ADICCIÓN JODER, PUEDO DEJARLO CUANDO QUIERA. Y NO, NO ESTOY ALTERADO POR FALTA DE TABACO.

Muchos se preguntarán porque deje de ser cliente VIP  de una de las tabaqueras mas famosas del mundo, de fumar y hay muchas causas:  daño irreversible en el hígado (que de por sí ya me lo estoy arruinando con otro hábito), corazón, pulmones principalmente, además de los riñones y el cerebro (aunque ya estoy algo dañado de lo último) pero el primer paso que me abrió los ojos a la realidad de una vida sin tabaco fue la posibilidad adquisitiva de adquirir una cajetilla de cigarros. Tonta pobreza mental.

Todos juntos, díganle NO al cigarro
o en su defecto, compartan.  
De aquí en adelante, la historia se pone interesante. Tengo aproximadamente unos ocho días calendario desde mi último cigarro y esta es mi experiencia: básicamente es un tipo de bitácora de la cual hoy estoy orgulloso de compartir con ustedes. ¡Porque experimentar con tu propio cuerpo nunca fue tan divertido!

Día uno. He revisado mi archivero y he notado una situación extraña. Me tiemblan las manos, tengo un mal presentimiento. Poco a poco me doy cuenta de la triste realidad: sí, se me ha acabado el tabaco. También he revisado mi cartera para revisar de cuanto dinero dispongo para tan sublime vicio gusto y para mi sorpresa mentiras, no fue sorpresa: ya sabia que no tenia ni un dolar en la cartera  ¡Estoy en números rojos, tan rojos como la cubierta de la cajetilla que suelo comprar!. Al sentirme impotente ante situaciones que mi economía no pueden ser controladas, he decido dejar el sublime arte por una semana. PUEDO DEJARLO CUANDO QUIERA. De entrada, he sentido un cambio en mi visión pues ya no me cae el humo del cigarro en la cara.

Día dos. He revisado mi archivero de nuevo con la esperanza de al menos encontrar uno, AL MENOS UNO, sin resultados satisfactorios. Mi cuerpo lentamente se va entumeciendo  adaptando a la desesperación desintoxicación. De todas maneras ¿Que mas puedo hacer? Simplemente, como todos los días, dar mi mejor sonrisa para engañar y esperar a que alguien se descuide para poder robarle un cigarro. Curiosamente, siento una paz interior pero a la vez un vacío, como si algo me faltara. Sí, ¡Es cierto! Me falta nicotina y alquitrán  cambiar ese hábito por uno más sano, como salir a correr, aprender un nuevo deporte o tomar cerveza.

Día tres. Mi cuerpo comienza a experimentar cambios particulares ante la falta de nicotina, como por ejemplo, respirar sin obstrucciones. La ansiedad que tenía al primer día se ha intensificado a tal grado de volverse obsesiva-compulsiva y depresiva  ha desaparecido para mi suerte. Cuando salgo y camino por las calles, veo a muchos infelices fumadores, digo DAME UNO, JODER "wow, de lo que se pierden al dejar ese molesto hábito" Mi cuerpo lentamente cambia, se rejuvenece, se siente muerto en vida  vivo luego de haber dejado por TRES DÍAS el tabaco. ¡Es genial! ¿Que, acaso estoy participando en un reallity o en una competencia de resistencia para el record Guinnes?¿Porque yo, PORQUE YO? 


¡Puedo dejarlo cuando pueda!¡PUEDO DEJARLO,
PUEDO DEJARLO, NO PUEDO DEJARLO!
Día cuatro. En mi afán de buscar de nuevo tal vez un cigarro escondido en el estúpido archivero, mantener este nuevo cambio en mi vida, he visto detalladamente la caja de cigarros y pude observar un par de imágenes perturbadoras. En las cajetillas de cigarro generalmente vienen advertencias estúpidas e inútiles valiosas y preventivas que permiten concienciar al cliente. Pero hay una particular que rápidamente me llama la atención y me perturba. Respiro con sosiego y giro rápidamente mi vista hacia otro lado para distraerme y veo como revolotea un zancudo por la ventana. Sólo falta que para mi desgracia, también me dé Chikungunya. Maldito zancudo. 

¿PORQUE YO?, ¡PORQUE YO! 

¡YA HE PERDIDO LA CUENTA DE LOS ESTÚPIDOS DÍAS! Día cinco. Solo me toca resignarme. El cambio ya he realizado estragos significativos en mi cuerpo, como respirar profundamente, sin fatigas, sin el olor característico del fumador y una mejor concentración emocional, han desaparecido ciertos vértigos y me conformo con exhalar aire puro. Siento que la vida en cada oportunidad que puede, me da la espalda, una puñalada o directamente trata de lanzarme las siete plagas de Egipto.

Me salto al día ocho porque me da la regalada gana. He reflexionado profundamente y he llegado a la conclusión que cuando me paguen compraré al menos doce cajetillas es gratificante vivir así. Sabía que podría dejarlo cuando pueda; solamente necesitaba un impulso que me jodiera.Ahora, por el momento, solo me queda resignarme  disfrutar de esta etapa de mi vida y ver como los demás se burlan de mi triste existencia como siempre. Espero que esta maldita  gratificante experiencia también ayude a otros adictos  individuos como yo. ¡Diganle NO al tabaco!

... No me aguanto a mi próximo pago. En serio, lo juro, esto NO me vuelve a pasar de nuevo. Estúpido vicio.

Animus iocandi, si usted pretende dejar el cigarrillo, busque ayuda profesional ¡y suerte!; este artículo está escrito en forma cómica. ¡Ríase de su jodida la vida!